Te daremos unas reglas que iran derecho a corazón de las tendencias y son el pasaporte asegurado a lo correcto. De la pasarela a la calle, las claves para asumir y dejarse llevar.
Volver al rouge
Rojo furioso o vino, pero sin que tiemble el pulso. Un trazo definitivo y sin delineador es la clave. Para hacerle honor alas divas de los años 50 de facciones contundentes y miradas penetrantes.
Animarse al maxicollar
Basta de escotes desnudos. Sobre un suéter, una camisa blanca o una túnica, un vestido de noche o incluso sobre un abrigo, el collar pide protagonismo a gritos.
Marcar el paso firme
Los pies lo dicen todo. Son el medidor de la moda y esta temporada el zapato-botineta es el rey. Con flecos, tachas o encaje, deja a la vista su carácter fetiche.
Revivir la gran blusa
Por un tiempo olvidada pero hoy más rotunda que nunca, la blusa toma forma y se impone. De seda, gasa transparente, con lazo o algún detalle.
Apostar al mix de color
Hay que olvidarse de los miedos. Las voces autorizadas sugieren lanzarse a la mezcla de colores y texturas. Blusa pálida con cuello imponente, pantalón y blazer aterciopelados y duplas cromáticas antes impensadas. La fusión gana.
Destacar la cintura
Si pensábamos que esta temperada el escocés nos había dado todo, nos equivocamos. Ahora la clásica bufanda escocesa recupera su estado de gloria y es el accesorio vedette no solo con jeans sino también con un buen vestido y un cinto que la atrapa.
Usar un traje estilo Chanel
De Tweed, confortable, de diseño sencillo y elegante. No tiene excusas es un traje con estilo y fácil de adaptar. Los accesorios lo complementan a la perfección y si se lleva con guantes combinados con cuero, mucho mejor.
Dejar las piernas al descubierto
Es una formula infalible que potencia los encantos. Con tacos y algo de brillo para la noche, se convierte en el must indiscutido.
Enfundarse en total gris
Sobrio y amigo del invierno, este color impregna vestidos, pantalones y faldas de diversas texturas. Con un toque de color o 100% monocromáticos, imposible errar.
Calzarse los guantes
Casi como un manifiesto, los guantes se reinventan invierno tras invierno. De cueros, lana, bicolores o con piel. Son el “touch”.
Volver al rouge
Rojo furioso o vino, pero sin que tiemble el pulso. Un trazo definitivo y sin delineador es la clave. Para hacerle honor alas divas de los años 50 de facciones contundentes y miradas penetrantes.
Animarse al maxicollar
Basta de escotes desnudos. Sobre un suéter, una camisa blanca o una túnica, un vestido de noche o incluso sobre un abrigo, el collar pide protagonismo a gritos.
Marcar el paso firme
Los pies lo dicen todo. Son el medidor de la moda y esta temporada el zapato-botineta es el rey. Con flecos, tachas o encaje, deja a la vista su carácter fetiche.
Revivir la gran blusa
Por un tiempo olvidada pero hoy más rotunda que nunca, la blusa toma forma y se impone. De seda, gasa transparente, con lazo o algún detalle.
Apostar al mix de color
Hay que olvidarse de los miedos. Las voces autorizadas sugieren lanzarse a la mezcla de colores y texturas. Blusa pálida con cuello imponente, pantalón y blazer aterciopelados y duplas cromáticas antes impensadas. La fusión gana.
Destacar la cintura
Si pensábamos que esta temperada el escocés nos había dado todo, nos equivocamos. Ahora la clásica bufanda escocesa recupera su estado de gloria y es el accesorio vedette no solo con jeans sino también con un buen vestido y un cinto que la atrapa.
Usar un traje estilo Chanel
De Tweed, confortable, de diseño sencillo y elegante. No tiene excusas es un traje con estilo y fácil de adaptar. Los accesorios lo complementan a la perfección y si se lleva con guantes combinados con cuero, mucho mejor.
Dejar las piernas al descubierto
Es una formula infalible que potencia los encantos. Con tacos y algo de brillo para la noche, se convierte en el must indiscutido.
Enfundarse en total gris
Sobrio y amigo del invierno, este color impregna vestidos, pantalones y faldas de diversas texturas. Con un toque de color o 100% monocromáticos, imposible errar.
Calzarse los guantes
Casi como un manifiesto, los guantes se reinventan invierno tras invierno. De cueros, lana, bicolores o con piel. Son el “touch”.
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